La modernidad y postmodernidad dimensión epistemológica

Clarismar
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
MINISTERIO DE PODER POPULAR PARA LA EDUCACION
UNIVERSITARIA.
UNERG .
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACION.
I COHORTE. VALLE DE LA PASCUA. GUARICO.
                                                       Segundo  semestre. 




Gestión Epistémica en la construcción Doctoral  
(Fase de Profundización).

                    
                               
                                                         Asesora:
                                                     Doctora Carmen Omaira Díaz.
                                                              Participantes:                                    
                                                              Hernández, Norka José C.I. 9.917.526
                                                       Morabito Concheta C.I. 9.918.193
                                                               Pérez, Yalis Coromoto C.I. 12.637.560
                                                        Del Valle Numiralda C.I: 8.555.147
                                               Barrios Tibisay C.I:5.622.093
                                                             Hernández Clarismar C.I: 14.854.132
       


                                  Valle de la Pascua, diciembre 2011.
Introducción

El desarrollo social deja a la vista nuevas realidades y nuevas formas de pensamiento para interpretarlas y de esta forma lograr una explicación, es lo que hoy en día se le ha dado el nombre de postmodernidad, es el cambio de pensamientos que sustituyó a los instituidos en la modernidad, se han llegado a conclusiones muy variadas de lo que pudo generar este cambio de ideologías, pero en realidad es que si unimos todas las ideas tendremos una mejor respuesta, digo esto ya que en las ciencias sociales, no es solo un acontecimiento el que genera un cambio, sino todo un conjunto de condiciones, en este caso actuaron diversos acontecimientos políticos, el desarrollo de las nuevas tecnologías y la preponderancia de los medios de comunicación, entre muchos otros los cuales modificaron radicalmente nuestra opinión acerca de lo que era normal unos años atrás.
Este nuevo cambio es lo que ahora conocemos como el Nuevo Orden Civilizatorio o más conocido como la Tercera Ola, esta serie de cambios ya no se expresa como lo hizo con la llegada de la modernidad, ahora ya no se desarrollan las grandes revoluciones para instaurar nuevas sociedades, pero no debemos descartar las pequeñas revoluciones motivadoras de cambios, estas según Mires forman una revolución multidimensional.
La estructura organizacional cambió radicalmente de ser de tipo piramidal, con jerarquías y líneas verticales de mando, para ser netamente aplanadas, convirtiendo a las organizaciones en sistemas de comunicación o redes de información, en las cuales las tareas se convierten en procesos o relaciones comunicativas, esto ha sido visto en las grandes empresas que unas décadas atrás sucumbieron a pesar de su grandeza, caracterizándose por su rigidez y poca agilidad. Saliéndonos de lo común, incluso las coordenadas masa−espacio−tiempo, han sido modificadas, el pensamiento postmoderno ya no se basa en los postulados de Newton y Descartes, ya no se toma el espacio en sus tres dimensiones, ahora con la física relativista el tiempo pasó a constituirse en la cuarta dimensión, y a nivel organizacional las coordenadas tiempo y espacio coinciden en una sola coordenada de tiempo−espacial, en la cual se da el movimiento sin desplazamiento, las transacciones entre grandes organizaciones de Caracas y Tokio pueden realizarse sin exigir un movimiento de una masa en el espacio.

Ya el ser humano no pasa su vida obedeciendo al superior inmediato, sino comunicándose con todos los renglones de la organización. Se pasó del uso de la racionalidad instrumental−formal, expresada por el pensamiento Cartesiano, a una racionalidad dialógica en la cual se desarrollan cambios en los parámetros de verdad, lo cual lo verdadero es lo simbólico, se plantea la búsqueda de conocimiento en vez de la formulación de nuevas leyes.
Ya no escuchamos más el término de sujeto disciplinado, el cual a pesar de ser el protagonista de la historia en la sociedad moderna, se veía limitado a realizar sus metas dentro de una organización, convirtiéndose en una máquina que debe cumplir disciplinada y mecánicamente con sus tareas para así lograr sus metas. En la postmodernidad se habla del sujeto deliberante, el cual mediante la comunicación, genera los procesos, es el que participa, teniendo entonces en predominio el uso del método cualitativo. Sin embargo ya no predominan las nociones newtonianas de masa, espacio y tiempo, en lo cual tan solo era considerado real todo aquello que se encontraba dentro de dichas coordenadas, sino que es ahora el discurso metafísico, cualitativo o subjetivo de lo real lo que prevalece, esto generado con el cambio de las estructuras organizacionales y las formas de relacionarse los sujetos, pasando así a referirse a las coordenadas tiempo−espacial y al símbolo, ya no viviremos en un mundo estable y regido por leyes universales, sino más bien en un mundo de inestabilidad dinámica o caos, de probabilidades y de irreversibilidad del tiempo.
Es acaso que este cambio que está sufriendo la sociedad, este renacer de una nueva civilización, dado por constantes conflictos, será capaz de destruir la especie humana, olas de cambio como la primera, que abrió paso a la agricultura, y la segunda que trajo la era industrial, se llevaron consigo a grandes civilizaciones, pero  como nos lo plantea la premisa revolucionaria, la especie no se destruirá, no por completo, por lo menos. Esta generación tiene la importancia significativa, es la luchadora de una segunda ola y la innovadora de una nueva tercera ola, tan solo los preparados podrán quitar provecho a un futuro que puede ser predicho por ellos. 

La modernidad y postmodernidad dimensión epistemológica:


La época que, en Europa, sucedió a la Edad Media. En los países desarrollados, la modernidad entró prácticamente en la historia cuando Europa salió de esa era. La modernidad es originaria de una época envejecida en el transcurso de la Historia. Como concepto, tiene sus orígenes en los escritos del escritor latino Flavio Magno Aurelio Casiodoro (años 480-570 ó 575) Este escritor fue el primero en emplear la palabra modernus de modus en el sentido de lo que ha acontecido recientemente. Del latín fue tomada la palabra con la traducción de ‘moderno’ y con el sentido de ‘hace un momento, ahora mismo’ y, como adjetivo, con el significado de algo nuevo que entra en conflicto con lo antiguo. 
 De la palabra ‘moderno’ derivó la palabra ‘modernidad’. En el siglo X, la palabra había sido objeto de controversias en las polémicas filosóficas y religiosas. Eduardo Valenti Fiol, al referirse a los elogios y reproches, comenta que, "(...) implica que los moderni son espíritus abiertos y antirrutinarios, que gustan estar al corriente de los últimos descubrimientos o de las teorías más nuevas, o bien se sobrentiende en él un velado reproche de ligereza y de aquel amor a la novedad. (...). Desde el siglo VI, existe conciencia de lo moderno como idea y, desde el siglo X, como fenómeno literario. Pero la modernidad, como fenómeno social, no apareció sino hasta algunos siglos después. Blas Matamoros dice que " (...) la modernidad puede entenderse como un plexo de valores que se organiza a partir del Renacimiento <<entre los siglos XIII y XV>> y se refuerza con la Ilustración (en el siglo XVIII).  Entre esos valores, se afianzó en la racionalidad y la libertad con base en la ciencia y la técnica construida por el ser humano.  
En Europa, durante la época del Renacimiento, se manifestó en una nueva estructura social con grandes cambios científicos, políticos y técnicos. Sin embargo, en el último cuarto del siglo XVIII, ya revelaba su decadencia y anunciaba su fin: Como causas de este fenómeno, se menciona a las revoluciones francesas, las ideas de los escritores franceses Juan Jacobo Rousseau, Francisco María Arouet (Voltaire) y Carlos de Secondat (Barón de Montesquieu), la racionalidad de los enciclopedistas y de quienes opinaron que la presencia de la razón, en la Historia, conducía a la revolución y a la transformación de las estructuras sociales.  

La construcción de un mundo diferente al mundo donde amanecimos ayer. En los años recientes, el tema de la post modernidad ha sido divulgado en los países. Sin embargo, puede resultar interesante agregar otras reflexiones acerca de su esencia, de su geografía y de sus consecuencias en los países hispanoamericanos.
Como se sabe, lo propio del hombre a partir del siglo diecisiete y más aún del dieciocho, es la posesión de una serie de convicciones que constituyen lo llamado moderno:  
a) La creencia absoluta en la exclusividad de la razón para conocer la verdad, debiéndose sospechar de todo conocimiento venido de la fe, de la tradición, de la mera intuición no comprobada.
b) La aspiración a que tales conocimientos se traduzcan en fórmulas de tipo físico-matemático, que cualquiera pueda comprender fácilmente y que por eso mismo marquen el máximo de objetividad, pues todo lo meramente subjetivo es desechable por ajeno a lo real que a su vez es lo común a todos los hombres.
c) El concepto de que lo real no sólo es lo susceptible de matematizarse, sino también de ser comprobable experimentalmente según métodos rigurosos; de hecho, real es, para los modernos, lo accesible a las matemáticas y a las ciencias experimentales. Real es también la poesía y el arte en cuanto producto de lo imaginario puesto a la vista de todo el mundo.
d) El postular la libertad incondicionada del hombre para regir su destino. De ahí la obligación de combatir toda forma de sujeción a la monarquía absoluta, al poder económico de grupos o clases, al poder omnímodo del Estado. El concepto de autonomía, o sea, de darse cada hombre sus propias normas éticas, será fundamental.
e) El creer que la infelicidad humana deriva hasta ahora del empañamiento de la razón por las supersticiones —entre ellas las creencias religiosas—, lo que ha hecho imposible el gozo de la libertad, la configuración autónoma del propio destino.
f) La creencia en la superioridad absoluta del hombre por sobre todos los otros seres de la creación.
g) El pensar que la democracia es la forma mejor de construir una sociedad para seres de esta clase.

Al hablar de post modernidad, es necesario hacer referencia al prefijo ‘post’ con significado de posterioridad en el tiempo respecto de un acontecimiento. Es obvio que no puede haber post modernidad cuando no hay modernidad. Esta información, aparentemente baladí, adquiere importancia cuando se analiza la post modernidad para los países hispanoamericanos. Para referir la post modernidad, Jean François Lyotard recurre a elementos inmateriales. Tomando en consideración esos elementos, dice: "Postmodernismo indica simplemente un estado de alma, o mejor un estado de espíritu. Podría decirse que se trata de un cambio en la relación con el problema del sentido: diría simplificando mucho, que lo moderno es la conciencia de la ausencia de valores en muchas actividades, si se quiere, lo que es nuevo sería el saber responder al problema del sentido. Con base en esa opinión, podría afirmarse que la post modernidad surge como un síntoma de la caducidad del funcionamiento legítimo de los fenómenos de la modernidad.  
Pero... ¿No puede suceder como una consecuencia de la transformación de las economías mundiales impulsadas por las naciones hegemónicas? No es una suposición. En la historia de la humanidad, las naciones constituidas en centros con hegemonía han formulado las normas de comportamiento económico para las naciones ubicadas en las periferias tradicionales y consideradas actualmente como naciones de economías subalternas respecto de las naciones hegemónicas. Frederick Jameson, profesor de Literatura e Historia de la Conciencia en la Universidad de California, asoció la post modernidad con los fenómenos socioeconómicos surgidos en los años recientes: Dice que la post modernidad es un "concepto periodizado" que tiene como función relacionar los nuevos rasgos formales en la cultura con el nuevo tipo de vida social y el nuevo orden económico. A ese fenómeno se le ha llamado "modernización, sociedad post industrial o de consumo, sociedad de los medios de comunicación o capitalismo multinacional.  
 Este autor se refiere al nuevo momento del capitalismo desde el boom en Estados Unidos de América en los finales de los años 40s y principios de los 50s y en Francia a partir de la quinta república en 1958.

                     La post modernidad tiene un
carácter imperativo derivado de la revolución científico – tecnológica, la globalización de las comunicaciones y los mercados y la competición en los mismos basadas en el progreso técnico. Al encontrar el origen de la post modernidad en la economía mundial, algunos autores han visto una imposición del sistema financiero mundial. James Morgan, en el Financial Times, opinó que el post modernismo "está orquestado por el Grupo de los Siete, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio" en un sistema de gobierno indirecto que involucra la integración de lideres de países en desarrollo en la red de la nueva clase dominante. Algunos autores, basados en el acontecer científico y en el pensamiento filosófico, hacen observar que aún persisten los modelos y paradigmas de tiempos pasados. Con ese criterio, opinan que la llamada post modernidad no es más que modernidad. Fernando Mires opina que la "ciencia moderna es todavía cartesiana" aunque "Descartes se ha convertido en uno de los chivos expiatorios de la postmodernidad
Ante la controversia respecto de la legitimidad de la post modernidad, algunos autores creen que sería más apropiado hablar de "meta – modernidad" o de "trans – modernidad" Consideran que la llamada post modernidad trasciende más que sustituye a la modernidad. Sin embargo, el concepto de la post modernidad conduce a un nuevo orden económico: La economía mundial, el sistema transnacional de producción de bienes y servicios que trasciende el sistema característico del capitalismo moderno traído La Posmodernidad, vista como un fenómeno histórico-social necesario y como devenir lógico de la Edad Moderna, define sus parámetros esenciales de existencia, a partir del estrecho vínculo generado entre el hombre y su entorno real. Tal vínculo ha existido desde siempre -es lógico pensarlo-, pero sólo a partir de cierto momento y condiciones concretas, el sujeto  cuenta de aquello otro que se encontraba a su alrededor y de la capacidad que poseía para relacionarse con él y modificarlo desde la época de la revolución industrial.

A partir del Renacimiento, la concepción del universo desde una perspectiva antropocéntrica, inició un largo y certero desarrollo el cual pareció encontrar su razón de ser, su ámbito ideal, en la base científica del pensamiento decimonónico. La develación de los grandes misterios naturales –develación sustentada en el desenmascaramiento del rostro mítico atribuido a cada uno- despejó la aureola sobrenatural (terrible circunstancia para muchos poetas), de una realidad desconocida, y sentó las bases para el conocimiento certero, profundo y organizado de un entorno perfectamente “controlable” por el hombre.
Bajo tales circunstancias, la Modernidad determina sus premisas fundamentales: como principio didáctico, la Ilustración Europea –Iluminismo Francés- hace su aparición para educar, esto es, cohibir de la mejor manera posible los instintos y exaltar, hasta la sublimación, la ejecución de conductas y convenciones sociales previamente establecidas. La forma de pensamiento –segundo principio– estará sustentada en el Positivismo, corriente ideológica cuyo cauce esencial sigue el curso de una filosofía progresista, civilizatoria, dentro de la cual el ser humano es valorado en razón de su inserción al proceso de producción industrial y al esquema de organización social por él y para él previsto Pero, aún el muro más fuerte, más sólido, presenta, tarde o temprano, una grieta. En el caso de la Edad Moderna, sus arquitectos más relevantes olvidaron que lo permanente nuevo -definición básica de “Moderno”- es también, consecutivamente, producto de la afectividad humana; y por el ámbito de los sentimientos y las emociones del hombre se cavó la primera hendija de entrada para la destrucción del rígido pensamiento racional.  

Al respecto Hurtado y Toro (1999), describen y contrastan los paradigmas y métodos predominantemente utilizados en la Modernidad y, en la así llamada. Posmodernidad. Dentro del primer ámbito, el moderno, se establecen dos métodos esenciales: el Hipotético-deductivo y el Histórico-dialéctico. Para el segundo ámbito refieren los métodos: Hermenéutico, Fenomenológico, Etnográfico, de Historias de vida y el de Investigación-acción. Lo relevante de toda esta visión metodológica se encierra en los principios que parecen orientar su aplicación. En el caso de los métodos modernos, el criterio fundamental es cuantitativo, medible. Los resultados y, por lo tanto, la apreciación que debe hacerse de la realidad, no sólo debe ser verificada sino además demostrable. La rigidez de tales métodos se quiebra contra realidades imposibles de medir o demostrar, porque las mismas implican apreciaciones o interpretaciones singularizadas y subjetivas. ¿Cómo crear en otro, la sensación afectiva que ocasiona una determinada situación o experiencia de vida? Pretender reducir a un sempiterno conjunto de frases o ideas, la apreciación y vivencia de lo real, es condenar esto último a la estatización y, por ende, a la muerte.
Más, en una lógica reversión, no murió el objeto sometido a estudio, sino las bases del pensamiento, mismas que sustentan el método aplicado. Las formas de captación que surgen como propuestas dentro de la Posmodernidad se orientan hacia un criterio cualitativo, donde toma cuerpo un espectro mayor de posibilidades para entrar en contacto y comprender lo real en su constante proceso de formación* Hombre y Realidad no son dos estructuras distintas, sino una sola. El individuo es realidad, existe en ella. La realidad es, a su vez, una concepción humana, surge del hombre, existe para él. La imposibilidad de la separación, evidencia la subjetividad implícita en el vínculo generado ¿Cómo pretender ser absolutamente objetivos? Ya se ha señalado que los paradigmas de lo posmoderno se nutren del dinamismo propio del entorno en el cual surgen, de allí que algunas de sus orientaciones más relevantes se encaucen hacia la interpretación como la vía adecuada para “desconstruir” y “reconstruir” la realidad en un intento por comprenderla y estrechar los vínculos necesarios.
Este proceso de desconstrucción y reconstrucción, lo concibe Dilthey, citado en la obra de Martínez (1989), como propio de la Hermenéutica, e indica que la misma PP 213-224 tiene como finalidad inferir los significados de las cosas, interpretar lo mejor posible las palabras, los escritos, los textos y los gestos, así como cualquier acto u obra pero conservando su singularidad en el contexto del que forma parte (Hurtado y Toro, 1999). Los paradigmas de la Posmodernidad, así como sus métodos, se fundamentan en el estrecho vínculo entre el individuo y la realidad, y promueven la necesidad del contacto, en singular, para conocerla y comprenderla.  
Dentro del mundo actual, es, quizás, el hecho literario quien mayoritariamente, precisa de este acercamiento. Podría pensarse que la literatura como realidad siempre ha sido abordada bajo esta condición interpretativa, pero tal pensamiento no corresponde con la verdad. Lo literario se ha visto, una y otra vez, sometido a la interpretación obtenida a través de métodos cuya rigidez manifiesta no correspondía ni con las condiciones, ni con las necesidades de la propuesta formulada o de la simple creación estética. La resultante de una apreciación de esta naturaleza, era siempre limitada, forzada en la experiencia del contacto, o muda; ya que el discurso utilizado no correspondía con los signos vitales en ella vigentes.

La Posmodernidad surge como una concepción distinta del dúo hombre realidad, en donde lo único cierto es el cambio constante. Más allá de los linderos de la Edad Moderna, el dinamismo indetenible de la cotidianidad mueve los hilos del comportamiento humano. El hombre cayó en cuenta que aquello considerado nuevo o moderno en un momento dado, se volvía normal, anticuado e inclusive obsoleto, en cuestión de días. La realidad  desde esta perspectiva, construida y reconstruida continuamente. De igual forma, las nomenclaturas usuales para denominar lo real lucían desgastadas en su poder significativo; por lo tanto, hubo la necesidad de re-engendrarlas, de atribuir nuevos nexos de significación. Todo un universo semántico parece, hoy en día, abrirse al signo capaz de nombrarlo. El lenguaje -y con él toda la saga de lenguas modernas- se erige como la vía indiscutible de la Posmodernidad.
Lenguaje y realidad. Realidad y lenguaje. Cualquiera sea el orden de colocación, en la actualidad se han distanciado imperceptible pero decididamente. Hubo un tiempo, si así puede decirse, en el cual la ejecución de uno era la realización del otro. Dios era verbo y la palabra, por sí sola, permitía la constitución del ser real. Esta grata y razonable experiencia, fundaba la esencia de lo existente en su nombre.
De todo lo ya señalado, se deduce que la Posmodernidad no es una ruptura definitiva, ni siquiera una convulsión violenta, sino un devenir, muchas veces silenciosa, no por ello menos palpable. Para Mires (1996), los signos que demuestran su existencia son múltiples, pero él escoge cinco, de los más relevantes, para sustentar ese devenir: la instauración de la microelectrónica, la reacción feminista, el auge de la conciencia ecológica, la crisis política y, lógicamente, a raíz de cada uno de ellos, la devaluación de los paradigmas canonizados y el surgimiento de nuevas formas de ver y concebir el entorno real. Estos signos -podría aludirse mejor a “síntomas”-determinan cambios certeros y profundos, a los que Mires da el nombre de Revolución. La misma no se encuentra concebida como proceso violento de ruptura o desgarre absoluto. No. Es más bien vista como una fisura o quiebre ineludible: “Un quiebre histórico profundo” (Mires, 1996; p. 10). Desde esta perspectiva cada una de las circunstancias señaladas es una revolución, sobre todo por las transformaciones que están ocasionando.


Consecuencias de la postmodernidad
La evolución de la corriente modernista. Ningún ser humano puede impedir el transcurso del tiempo real: Aun cuando sostenga la tesis de categoría inventada. Con apoyo a esta idea, puede afirmarse que todas las corrientes sociales, técnicas o literarias se asemejan con los seres vivientes: Nacen, crecen, se desarrollan declinan y mueren; constituyen el sujeto reflexivo que actúa en el tiempo. Dentro de la categoría de corriente, la modernidad no puede constituir una excepción.

En el devenir histórico, resulta prevista la venida de un ‘post’. Que a este ‘post’ se le identifique con un nombre es solamente un acto de distinción dentro del conglomerado de
eventos de la nueva era: No constituye el fundamento de un fenómeno. Lo principal es       la         esencia            de       la         postmodernidad.
 La post modernidad repercute en el Humanismo en sus campos fundamentales: En la Filosofía, en la Literatura y en las otras manifestaciones de la Estética. Además, en          la         política. En la Filosofía: El nihilismo orgánico, la muerte de la razón, la aniquilación del sujeto y el fin de la Historia. En un aspecto particular, los críticos han observado la afección de distintas categorías.  
El filósofo nicaragüense Alejandro Serrano Caldera, al comentar la tesis de la "desconstrucción" de modelos y paradigmas de la modernidad, se ha referido a la orfandad de categorías. Al respecto, dice: "No cabe duda que la desconstrucción es uno de los conceptos claves del pensamiento posmoderno y en su progresiva disolución nos deja en la total orfandad de categorías legitimadoras del saber, la verdad, el espíritu, la libertad. Es la abolición de los relatos y el fin de la historia como narración, como sujeto y            como   acontecer.

                 Otro aspecto es el afianzamiento del nihilismo: Se concreta cuando la post modernidad propicia la negación de toda creencia; revive un sistema del siglo XX con su finalidad de destruir las estructuras sociales de la modernidad. Al referirse a la post modernidad, Francisco Umbral dice: "En lo que ha dejado de creer la postmodernidad, precisamente, es en la especulación filosófica o metafísica.  Por otro lado, se pierde los valores propugnados en épocas anteriores: El concepto de libertad, desde que el
individuo es identificado (no como ser humano) con un número dentro de la masa social; el de identidad, cuando el sujeto es "estandarizado".

                En la estética: El rechazo de la
nacionalidad y la funcionalidad del arte, el rechazo a la función crítica de las artes. En relación con la literatura, los seguidores del post modernismo han sustentado un criterio determinista: A una situación determinada corresponde una literatura determinada acorde con el tiempo en que se produce. En la situación modernista, han visto factores negativos: La incertidumbre, el escepticismo, la disminución, la discontinuidad, la fragmentación, la crisis. Ante esa situación, han propuesto el concepto de "literatura desasosegada" y la reanudación del género histórico.   
Como es obvio pensar en términos de modernidad, no es el renacimiento del género histórico del siglo XIX. La nueva narrativa, basada en las formas del pastiche y el collage, propugna las narraciones de relatos autobiográficos, a veces, construidos con ironía e intención de diversión, con personajes sumidos en la inquietud y los problemas frente al mundo. En resumen, la post modernidad propicia las novelas irónicas con temas cotidianos de tiempos recién pasados. Para abordar el tema histórico, se basa en la técnica narrativa de deformar la realidad para presentar una historia en esperpentos o, al menos, deformada que satisface los intereses extra literarios de los grupos de poder económico – políticos del mundo. ¿No es este fenómeno un reflejo de la teoría del fin de la Historia adoptada por los seguidores del post modernismo en épocas de globalización?
               En la política: En los países de las economías subalternas, los conceptos de Estado –
nación y de soberanía se debilitan -aún más de lo que están- cuando estos países abren sus fronteras para dar paso a la globalización de los mercados alrededor de un centro hegemónico mundial o regional. El post modernismo propugna la reducción del Estado a su mínima expresión; sustenta el criterio que no tiene ideología porque ésta ha muerto. Pero, en realidad, tiene tendencia hacia la derecha. Considera que los dirigentes políticos deben ser sustituidos por gerentes o, es más, por máquinas computadoras para tomar decisiones.

             La globalización de los modelos sociales y culturales. En la época actual, no estamos solamente inmersos en un
proceso de globalización de los mercados y de las comunicaciones, de la "transnacionalización" de los mecanismos financieros y de la internacionalización de la producción de bienes y servicios. Estamos involucrados en un fenómeno más amplio: La globalización de los modelos sociales, culturales y educativos transmitidos por las naciones hegemónicas como paradigmas actuales para la comunidad   humana.

              La tendencia a la robotización del ser humano. Los habitantes del
planeta Tierra estamos viviendo en una cultura tecnológica. ¡Esto es bueno! Esta cultura, puesta al servicio de la humanidad, puede servir para elevar a potencia las capacidades del individuo y, en consecuencia, de la sociedad; pero... En el caso contrario... Puede constituir la mejor técnica para "robotizar" al ser humano. Si no se humaniza a la ciencia y a la técnica, y con ellas, a los procesos de producción de bienes y servicios, en los próximos siglos habremos "desconstruido" los modelos y paradigmas de la post modernidad (en los países en donde existan) para inaugurar otra nueva era para un planeta de robots.    

Conclusiones:
Se debe actuar con base en la actitud investigadora y el sentido crítico sin oponernos a los cambios originados en la evolución.
a. Dentro de la post modernidad, se debe propugnar una ciencia y una tecnología al servicio de la humanidad y con respeto a los valores humanos: No los valores humanos al   servicio           del poder político universal.

b. Frente al avance de la post modernidad, es necesario descodificar el signo – claves que pueden estar contenidos en los escritos. Estudiar, con sentido crítico, la teoría sustentadora en general y, de manera especial, la Filosofía básica de la teoría del fin de la Historia y del proceso económico mundial.

c. La post modernidad, si es considerada como una corriente evolutiva, debe reportar beneficios para las naciones con los descubrimientos científicos y el desarrollo de la tecnología; pero... ¿Para cuáles naciones? ¿Para las naciones con hegemonía en los centros económicos o para las naciones de economías subalternas ubicadas en la periferia de los centros hegemónicos? Debemos tener claridad respecto de que la globalización que, en teoría, propugna la existencia de un solo bloque mundial está formando, en la práctica, bloques antagónicos que recurren a la lucha comercial para conquistar a los mercados y para preservar los mercados cautivos.
d.         Debiera pensarse una filosofía moral. Esta Filosofía debiera propiciar la humanización de los procesos manejados por robots en la producción de bienes y servicios; humanizar la competencia entre las naciones hegemónicas provocativas de luchas por el dominio de los mercados mundiales: Una Filosofía que restaure la actitud moral a partir de los problemas confrontados por las naciones de economías subalternas y de todas sus secuelas. Entre éstas secuelas, las desigualdades económicas excesivas en sus estratos sociales y, como consecuencia, la provocación de violencia y de guerras internas. Esta Filosofía no debiera ser producto del pensamiento aislado de un filósofo o de una nación.   
En esta era de la globalización, debe  idearse una corriente de pensamiento global para un bloque globalizado de naciones de economías subalternas y culturas influenciadas por países extranjeros. Dentro de ese bloque, de igual forma  incluirse a las naciones latinoamericanas en general y, en particular a las de pequeñas economías.    

BIBLIOGRAFÍA

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ZEA, Leopoldo. Filosofía a la altura del hombre. Discrepa para comprender. México, UNAM, 1993. (Cuaderno de Cuadernos)